top of page

REGIONAL

Monte Olimpo

San Nicolás

San Nicolás es un municipio que tristemente hemos cubierto poco en las páginas de esta revista. No por falta de oferta culinaria, sino por razones de logística, es decir que nos queda más lejos que Monterrey, Santa Catarina o San Pedro. Pero por fortuna hay suficientes sannicolaítas (¿?) que recomiendan los restaurantes y puestos que frecuentan, por lo que al fin dedicamos todo un día a un recorrido más específico.

Redacción Cecilia Vázquez, Fotografía Martha I. Dávalos.

Esta calle ya la habíamos visitado, al menos de lejos, porque al final de la misma, en Cordillera de los Andes, se encuentra el popular Las Catrinas Chilaquiles. El establecimiento, como la primera vez que lo conocimos, tenía ese día varias personas afuera esperando entrar. Hay que ir o muy temprano o muy tarde, ya que tanto las mesas de la terraza como las del interior siempre están ocupadas y no por comensales muy rápidos, que digamos - es el clásico de sobremesa. Nosotros hicimos fila más de una hora y había que estar al pendiente de la hojita en la que cada quien se apunta, no fuera a ser que algún conocido se saltara la dinámica.

Del otro lado de las ocho cuadras que comprende esta pequeña calle, es donde da vuelta el parque Las Arboledas. El enorme y verde camellón tiene árboles frondosos, banquitas y una pista para peatones. Se extiende sobre otra de las famosas arterias del municipio, avenida Las Puentes, que justo en la esquina con Monte Olimpo se convierte en avenida Vesubio.
La calle de esta nota también tiene su propio camellón en medio, más modesto pero igual de verde. A lo largo del mismo se estacionan varios carros y por la mañana es un área bastante tranquila. De punta a punta los comercios que más abundan son de comida. Hay un bufete de tacos, otros a vapor llamados El Güero, una Michoacana, tacos y tostadas estilo Siberia (el “estilo” es clave) y restaurantes como La Chaskería, pizza a la leña de Il Fornito, hamburguesas de Oso Grill y hasta una casa con un letrero que anuncia “exquisitos quesos de Veracruz”.
Otros locales notorios son Bridges Coffee y Santa Bárbara Helados. El primero cierra los lunes, por lo que no pudimos conocerlo, pero su ambiente se ve acogedor; venden molletes, sándwiches, pizzas, hot cakes, paninis y chilaquiles. El segundo también tiene una apariencia diferente, está en una esquina con banquitas exteriores, aunque el frío de ese día nos hizo optar por un desayuno caliente.

Los tacos no fallan

Hace un año la señora Leticia Mireles abrió aquí Mi Sazón, que comenzó como un local de tacos mañaneros y después alargó su horario hasta la tarde, para incluir comidas. “No tenía nada qué hacer y quería ocuparme en algo”, platica francamente la mujer, “ya hace varios años yo había trabajado, teníamos un negocito. Después lo quitamos y se presentó la oportunidad y volvimos otra vez aquí”.
El pequeño restaurante tiene un par de mesas y una barra, detrás de la cual se preparan los alimentos. “Yo soy la que cocino y tengo dos ayudantes”, indica Leticia. En su menú incluye los tacos de harina y maíz ($10 pesos c/u), que pueden ser de asado, picadillo, chicharrón, barbacoa, rajas con queso, champiñones, nopalitos, frijolitos, quesadillas o chile relleno de queso. Al mediodía hay caldo de res, chiles rellenos y otros platillos.
Acerca de la calle, la dueña de Mi Sazón dice que la mayor clientela son familias y señoras con niños. “Los domingos es cuando hay mucho más movimiento y vienen también jóvenes, de todos”. Finalmente recomienda visitar además de noche ya que es “como el Barrio Antiguo”, con otros negocios que no abren de día.

“Aquí no es restaurante”

Del otro extremo de Monte Olimpo se encuentra Davila’s House, con un ambiente entre restaurante de parrillada y cafetería texana. Hay dulces típicos en el mostrador, un pequeño altar, varias televisiones y cuadros de Tigres y Rayados. Alcanzamos al dueño, Rafael Dávila Villarreal, antes de su cita con el doctor. El menor de cinco hermanos, contó que al igual que él, Mario, Rogelio, Óscar y Víctor se dedican todos a la industria culinaria.

“Somos puros hermanos, y mi mamá decía cuando estábamos jóvenes ‘Aquí no es restaurante. Se sirve a tal hora y el que no llegue se prepara su comida’”, relata Rafael. “Nunca llegábamos, la verdad éramos puros hombres, entonces teníamos que preparar la comida nosotros.

“Mi bisabuelo, en paz descanse, siempre nos decía que abriéramos un restaurante, que era muy buen negocio, que nos dejáramos de cosas. Un día se llegó el momento que le hicimos caso y con el apoyo de mi papá abrimos”, continúa. Así iniciaron con el primer Davila’s en 1987 en la colonia Cuauhtémoc, San Nicolás, con la que era la casa familiar. Después pusieron un snack en el centro, para posteriormente abrir en Santa Catarina y Las Puentes. Además tienen dos cafeterías en la Uanl y apoyan en el comedor de la Udem.

“Todos los hermanos cocinamos”, prosiguió Rafael, “de hecho iniciamos sin trabajadores. Nos metíamos a la parrilla, yo mesereaba, fui el primer mesero del restaurante, y mis hermanos cocinaban. Pero antes me metí a cortar carne, a preparar todo lo que se ocupaba en la noche. (Todos) tratamos de estar el mayor tiempo posible. Como decía mi abuelo, al ojo del amo engorda el caballo, tenemos que estar aquí”.

El Dávilas abre a diario de 8:00 a 12:00 de la noche y se dedica a la carne asada, aunque también preparan las tres comidas fuertes. De acuerdo al hermano y la sucursal, es lo que venden como platillos principales, aunque hay una carta común. “Aquí puedes venir a mediodía y te sirven un caldito de res para empezar”, comenta Rafael, “de plato fuerte puede ser una milanesa, de res o de pollo, una fajita, o un chile de carne o de queso, acompañado de sus frijoles, sopita de arroz, ensalada, papas. Viene bien servido”.

El menor de la familia además es fanático del futbol, por lo que hay oportunidad de ver su programa de radio en vivo, que graba en la terraza del restaurante. La peña futbolística es “una payasada”, dice, pero no está de más saber.

De cadenas locales

Casi frente a frente, con sólo el camellón de por medio, hay dos tiendas de yogurt y nieve, Yepamo y Frutal Yogurt. Sin más que una decisión del azar, fuimos al segundo. En la historia que nos hicieron llegar por escrito luego de la visita, cuentan que el negocio lo inició un matrimonio en el 2009, y que de un pequeño local pasaron a tener 11 sucursales y tres franquicias. La mitad de dichos establecimientos están en el municipio de San Nicolás, pero también tienen en Monterrey, Guadalupe, Apodaca y Cadereyta. El de aquí es todo blanco con decoraciones en colores fosforescentes y una pantalla que ese día pasaba videos musicales. La gran barra se divide entre dulce y salado, de un lado fruta, chocolates y toppings; del otro gomitas, gomimango, viboritas, panditas, hormiguitas y demás diminutivos.

María Magdalena Leal llegó a su turno al mediodía y comentó que la mayoría de la gente va “por lo particular en la mañana, como desde las 9:00. Vienen por su coctel, por sus waffles a desayunar, y en la tardecita, como a las 18:00, vienen por una nieve, como merienda más o menos. Vienen muchas familias pero también muchos jóvenes, en plan de amigos”, asegura.

Además del yogurt hay nieve estilo Jalisco (conos de $13 a $18 pesos), crepas (promedio $40), elotes ($15 a $30), cocteles de frutas ($31 a $68), smoothies y demás. También abren a diario, de 8:00 a 22:30 horas.

Finalmente pasamos a Pepper Wings, una pequeña cadena de alitas y hamburguesas que cuenta con una segunda sucursal en San Nicolás y otra más en Escobedo. El dueño o encargado se disculpó diciendo que estaba muy ocupado para darnos una entrevista pero un mesero muy entusiasta se apuntó solo para explicarnos el menú. Sin embargo, cuando salimos a la terraza del lugar con Jason Chavarría nos siguió el primer hombre – supongo que las cuentas que estaba haciendo en una de las mesas no lo ocuparon tanto tiempo. De cualquier forma, Jason nos contó que tiene “yo diría, unos cuatro meses” trabajando ahí y que venden, además de lo ya dicho, ensaladas y tortas de pollo o carne.
Las salsas de las alitas son las clásicas, desde las buffalo y habanera, hasta la especialidad de limón con pimienta. De bebidas, el joven mesero recomendó probar los jarritos, que llevan vodka y ron. Entre semana cierran a la medianoche y los fines pasadas la 1:00 de la mañana.
Como en otras crónicas de esta sección, falta conocer el lado de noche de Monte Olimpo para comprobar si este municipio tiene su versión del Barrio Antiguo, que entre los árboles y áreas verdes, sería un cambio bien recibido.

bottom of page