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REGIONAL

Arteaga

Asado, licor de manzana y carnitas

La cabecera del municipio de Arteaga en el estado de Coahuila fue nombrada como Pueblo Mágico y una rápida visita al lugar demuestra porqué. Por un lado está rodeada de tranquilas plazas y enormes árboles, y por otro tiene una tradición gastronómica envidiable. El sabor del norte se representa en su asado al mezquite, y la popular manzana se hace presente tanto en postres como en bebidas.

Redacción Cecilia vázquez, Fotos Bernardo Flores.

Un restaurante de carnitas estilo Michoacán no es lo primero que viene a la mente cuando se busca comida tradicional en Arteaga. Pero, “a donde fueres, haz lo que vieres”. Las Carnitas San José fueron la primera elección del señor Pedro Fuentes, quien divide su tiempo entre San Antonio de las Alazanas, en el mismo municipio de Coahuila, y la Ciudad de México. Él aseguró que no había nada como desayunar estos tacos al mediodía.
El establecimiento se encuentra en el Boulevard Fundadores. Tiene una pequeña terraza con sillas y mesas rojas de plástico, y un par de asientos más adentro. Seguramente en invierno éste es el lugar preferido, con vista a la enorme cazuela de carnitas, el comal donde caben varias de las enormes tortillas amarillas que sirven y el aparador donde el taquero hace su show diario, al lado de la caja registradora. Puedes pedir por kilo o tacos. Dos son más que suficiente para el comensal promedio, pues la tortilla es de unos 25 centímetros de diámetro y va bien servida. Cuesta 28 pesos y el doble 45. Si pides por kilo, te traen las carnitas, con o sin cueritos, en un recipiente de hielo seco y puedes pedir una bolsa de chicharrón crujiente, que también se agrega al taco. Al centro de la mesa hay pico de gallo y salsas. El kilo está en 250 pesos y si es para llevar no incluyen tortillas.
El taquero comentó que de viernes a domingo, además del chicharrón y maciza, sirven costilla, lengua, tripa y oreja, “todas las partes”. Dijo que el negocio tiene siete años y sus principales clientes, además de la gente de Arteaga, son de Monterrey y Saltillo. Abren de lunes a domingo de 8:30 am a 6:00 pm. Los domingos es su día de más trabajo pues venden hasta 300 kilos, unos tres cazos, calcula el señor, mientras que de lunes a jueves hacen un cazo o kilo. Nos sentamos frente al transitado boulevard, donde pasan camiones y tráileres en todo momento. Cada cliente que entraba nos decía “provecho” y “buenos días”. “Es lo normal”, opinó don Pedro.

Pueblo Mágico

Arteaga es la cabecera del municipio homónimo, a unos 40 minutos de distancia de Santa Catarina, Nuevo León. Tiene varias plazas, no sólo la de gobierno, y nuestro guía, el señor Pedro, aseguró recorrerlas cada mañana como ejercicio. La que se encuentra frente al templo San Isidro Labrador es bastante tranquila. A uno de sus lados hay una calle empedrada, un camellón con enormes árboles y un pequeño riachuelo. Una escena que contrasta con el bullicio de la carretera a corta distancia.
Frente a la plaza presidencial está el Rinconcito Mexicano, un pequeño restaurante manejado por Beatriz Aguilar. En realidad el lugar tiene 13 años pero ella llegó apenas hace dos meses. Es originaria de Nueva Rosita, a 300 kilómetros de distancia, entre Monclova y Piedras Negras. Se trasladó a Saltillo por trabajo pero “conoció el amor”, dijo entre risas, y se quedó con el establecimiento.
“Tenemos diversidad de platillos, obviamente mexicanos”, platicó Beatriz, “como gorditas de maíz elaboradas todos los días desde la mañana. No guardamos ningún guiso. Tenemos platillos para la comida y cerramos a las 3:00 de la tarde. Abrimos desde las 8:30, 9:00 de la mañana de lunes a viernes. Lo que más gusta son las gorditas pero hemos estado implementando nuevos platillos porque la clientela lo solicita”, continuó, “hemos variado con enchiladas, todo lo mexicano. Mole, caldo de res y de pollo, tostadas y bistec. Las hamburguesas, tortas de pierna y de milanesa son un hit”.
La joven dueña afirmó sentirse muy a gusto en este Pueblo Mágico. Opinó que la gente que la ha recibido es muy cálida y sólo se fijan en los cambios que ha hecho en el restaurante. “Lo que ellos quieren, al menos aquí, es buen trato y rapidez. Es gente muy amable y respetuosa. Estoy muy contenta”.

Bendito mezquite

Del Rinconcito cruzamos a las oficinas de turismo para pedir información sobre el festival de las siete cazuelas que realizaron aquí hace pocos meses. Nos atendió Rosy Valdés, quien además tiene el restaurante El Mostrador Turístico, del otro lado de la plaza, sobre la calle Hidalgo. La mujer dejó su escritorio y nos llevó hasta el lugar. En el corto camino nos contó que el grupo de cocineras tradicionales de Arteaga, junto con un consejo gastronómico y el gobierno, formó parte de la primera edición del evento en julio. “Tuvimos mucho éxito y muchos visitantes, Arteaga es muy querido”, aseguró Rosy. Diecisiete cocineras y ocho artesanos recibieron a 17 mil personas durante tres días, dijo. Vino gente de Estados Unidos y Canadá, además de habitantes de estados vecinos. “Los regios son nuestra adoración”, afirmó.
Mientras esperamos su tradicional asado, Rosy platicó sobre la planta de mezquite con lo que preparan este platillo. “Bendito y alabado sea el mezquite”, comenzó, “así es como lo denomino, porque es un sabor especial y único, es silvestre y de nuestro desierto del norte de Coahuila”. La receta de su familia ha pasado por cinco generaciones, igual que el establecimiento, que inicialmente era una tienda. “La hielera va a cumplir 100 años, le voy a hacer su fiesta”, mencionó. “Mi tatarabuelo Victoriano Valdés inició la primer tienda de pueblo, no tienda de raya”, continuó Rosy, “tal cual era el edificio, aunque antes era toda la casa. Las puertas, el mostrador y este tipo de gabinete, desde 1840. Toda la familia se dio a la tarea de conservarlos. Mi papá, Jesús Valdés, tomó la tienda en 1960. Cierra en el 2007 por diferentes circunstancias.
Yo tengo dos meses que la abrí con concepto diferente, es decir cocina de asado”. Del techo colgaban unas pequeñas cazuelas llenas de vainas de mezquite. Las verdes estaban tiernas y las color café eran las maduras. Rosy nos dio a probar, instruyéndonos a morder un pequeño pedazo y no comer el huesito. Platicó que el mezquite te hidrata y da sensación de frescura, por lo que puede salvar la vida de quienes cruzan el desierto, aunque no pueden hacer nada contra la policía estadounidense, bromeó.
Valdés considera a San Luis y Sonora como los pioneros en aprovechar esta planta. “El mezquite lo único que te dice es ‘Con súmeme porque aquí estoy’. Se da solo, tiene nutrientes y propiedades curativas”, nos informó. Según ella, al asado le da un sabor, consistencia, aroma y color diferentes, y esto es lo que su familia trata de rescatar, “el sabor del desierto”.
El asado de El Mostrador debe ser de carne tierna, no muy grasosa. El mezquite se tuesta y muele, para luego hacerse harina, cernirse varias veces, y posteriormente mezclarse con siete chiles colorados, ajo y condimentos. Al fondo del restaurante se encuentra la cocina, de donde sacaron el platillo acompañado de frijoles, arroz y tortillas chicas amarillas, además de agua de melón con leche y canela. “Para mí representa a mi familia, a Arteaga y a Coahuila”, expresó Rosy.
La mujer también nos dijo que “El que vino a Arteaga y no probó asado de mezquite, no vino” y nos hizo unos tacos. De postre trajo pay de manzana con canela (“No es por nada, pero la manzana de Arteaga es la más rica”) y orejas del desierto. Éstas parecen una quesadilla pero llevan queso fresco y dulce de leche de cabra con harina de mezquite. Es de sabores y texturas contrastantes.
Finalmente, Valdés nos llevó a La Tiendita de Mariela, propiedad de su hermano. Él nombró al lugar por su hija pero ese día no se encontraba, así que Rosy nos dio el tour. Aquí venden licores, mermeladas y cajetas artesanales, en los que destaca la manzana, fruto insigne de Arteaga.
El negocio está en la calle Román Cepeda. Hay licor de manzana, membrillo, nuez, curados, uvas, guayaba, piña colada y canela, entre otros. Nos dieron a probar uno de manzana picosita, o “spicy hot”, de manzana con anís y de perón. Si se sirven fríos es mejor. Hay además pan integral de pulque, durazno en almíbar y rodajas de membrillo, dulces de leche, mermeladas de higo, manzana, chabacano, ciruelas y demás. Nos dieron cajeta de membrillo, que en Monterrey llamamos ate, y que según Rosy está reconocida internacionalmente.
Después de la mezcla de sabores, salimos de La Tiendita y nos despedimos de nuestros dos guías, Rosy y don Pedro. Arteaga tiene una gran oferta gastronómica, y faltó mucho por recorrer, pero es sin duda una excelente opción para los regios que quieran salir de sus rumbos habituales un fin de semana.

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